-Era algo así como un contínuo (pero sin serlo -haciendo esta extraña salvedad con el índice derecho levantado-), límites aquí y allá, había colores por todas partes. A pesar de las ambigüedades a las que podría prestarse, no hay nada dejado al azar.
- O bien, nada con un orden real, dando cabida a la exaltación por parte del observador - replicó Segundo.
Tercero meditaba en silencio, bien sabía que aquella imagen no podía representar nada conocido. Le disgustaba el matiz que estaba tomando la conversación, en parte porque desde el primer momento se definió término tras término, llegando a crear sistemas dialógicos antes impensables; y en segundo lugar porque detestaba, por sobre todo, las recurrencias de estilo, y la teoría de las ideas conmensurables. Nunca hubo un acuerdo respecto a la manera de hacer las cosas, no tenía caso llegar ahora a uno sólo por haber visto una estúpida fotografía. Sintiéndose, estremecedoramente molesto, Tercero decidió dejar de lado el tema, pero al hacerlo era como volver a estar dentro de él, se sitió atrapado. Se dejó atrapar. - ¿Qué tal si ese viejo sólo pretendía mostrarnos el estado de las cosas siguiendo con la cadena de sucesos, comenzando por aquella misma condición inicial?-
Risas de Cuarto y Quinto. Séptimo consideró lo dicho anteriormente y determinó algunas causales seguras. Lo que era seguro que no se tenía era la claridad, y de aquello estaba seguro. Retrovisión, y justo en ese momento recordó. La alteración era necesaria. Y era verdadero aquello. Era una injusticia, pero había que aceptarlo. El contínuo era un juego.
Octavo comentó que era necesario acotar que el juego había comenzado por una definición innecesaria y apartir de aquello había todo ido en el mejor sentido del entendimiento. Al final lo que valí era entender. Entendimiento definido a partir de uno que tan sólo sabía como comenzaba. Hubo recursos baratos, es cierto, pero bien pensados. Definidos, ¿tal vés?
Todos habían comenzado a agitarse, la verdad era que el complejo sistema que "habían creado" era una relación biunívoca entre lo establecido y aquello por establecer. Sexto propuso que había que proponer casos impropusibles e improposicionales, anti-orgullistas y salvatacionistas. La danza continuaba al sonido del tip-tap-tip-tap-tip-tap... era un juego condicionado a través de un idioma casual. Aunque me pregunté en ese momento que tan casual podría ser. Había que olerlo en el ambiente. Había que estar dentro. Pero bien dentro de la hoguera, dentro el fuego. En el fondo del fuego, cuando ya Noveno decidió pararse e indignarse, no sin antes mi consentimiento. La fugacidad del momento, unida a unas pocas palabras como receta de cocina, como letrero de almacén, como de letra de palo y maniobra de barco.
Primero prefirió quedarse dentro del círculo mientras hacía mención a la imparcialidad y al sistema arbitrario propuesto. No era más que una sombra proyectada de mi mísmo y hacia sí mismo, a través del enumerado, el marcado de tono. Noté como caía de mis bolsillos aquella increíble fotografía. Todos vieron como la imagen, un tanto borrosa a estas alturas de la ebriedad verbal, se quemaba, se disolvía desde su propio interior. Todos vimos como, al pie de la imagen, las palabras:"EL MUNDO" se convertían en cenizas. Y yo mismo antes de lo mismo pregunté.
tecsto vreve i mal pronunsiado que acavo de excrivir.
Lanzo la pregunta que mi personaje no alcanzó a hacer, me imagino algo así: ¿Qué es el mundo?