(para escuchar de los labios lentos de la reflexión)
De pronto puede suceder que pasas la tarjeta para que se te asigne un computador, entras a la sala, no hay muchas personas, pero hay alguien en tu puesto; y prefieres no molestar, tomar otro lugar, simplemente. Entonces alguien te pide el lugar, su asignación.
La (a)signación de un otro. Fantaseo la idea de no ser-espectar el lugar de aquel. Me quedo a la sombra. A la espera de la promesa del tiempo.
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Vamos a (re)emplazar la noción desde su plantel. Planta alegórica en el destierro de sus posibilidades, para volver a la tierra nata.
Uno: Pensemos, por ejemplo, el color