Durante el último tiempo, aquella parte de la izquierda de la clase dominante, organizada en la concertación y toda su periferia política, se fue desmembrando y perdiendo el vigor que alguna vez la caracterizó, se anquilosó el discurso y las prácticas se vieron mermadas, en ocasiones, por la ineficiencia, la falta de integración ciudadana en la construcción política y el vértigo de las tendencias económicas. Sin las fuerzas suficientes, perdió el poder y el pueblo democrático volvió a elegir; Chile (con sus divisiones históricas, valóricas, sociales y culturales) eligió a un presidente de derecha, y con ello también eligió una participación ideológica diferente. Es cierto, el aparato estatal permanecerá, y ahora bajo nuevas formas de control. El ejercicio gubernamental tendrá un cariz gerencial y una eficiencia y ánimos no vistos en años. Pese a esto, los valores que representa este nuevo gobierno difieren de los míos; tampoco coinciden con los promovidos por la concertación, pero éstos, al menos, se acercan a una comprensión más humana de la sociedad: solidaria, inclusiva. Creo en el amor, creo en el ser humano y su capacidad para vivir en paz, de manera sustentable y fraternal.
Creo en la unidad / pero no aquella que se intenta imponer desde la hegemonía cultural
Creo en Chile y en el pueblo / pero también creo en un mundo que no esté dividido por las fronteras
Creo en la pacificación universal / y en la humildad del hombre
Creo en las personas / solidarias con el próximo
Creo en la poética de la política / y los poetas hablarán por los mudos
Creo en la familia / porque mientras exista, entendida como un espacio de amor y convivencia sin distinciones sexuales, raciales, ni de número ni calidad, existirá la colectividad y el esfuerzo común
Creo en el liderazgo / cuando sirve al propósito de hacer de éste un mundo mejor y no al afán personal o meramente directivo-empresarial
Creo en la eficiencia / cuando no se busca maximizar la utilidad sino permitir las mejores condiciones para la existencia digna y humana
Creo en el crecimiento económico y en el desarrollo / sustentable e integrado
Creo en la oposición y la dialéctica / constructiva
Creo en una cultura crítica / y propositiva / teórica y pragmática
Creo en la polifonía cultural, el color, en la tierra que remece el corpus de nuestra identidad. Creo en la autorganización y el desprendimiento del poder, creo en la representación de las mayorías, quienes que buscamos la felicidad y el amor en los otros. Creo en el desarme total y poético de toda forma de violencia contra el ser humano. Creo en el amor, ante todo.
Creo en la unidad / pero no aquella que se intenta imponer desde la hegemonía cultural
Creo en Chile y en el pueblo / pero también creo en un mundo que no esté dividido por las fronteras
Creo en la pacificación universal / y en la humildad del hombre
Creo en las personas / solidarias con el próximo
Creo en la poética de la política / y los poetas hablarán por los mudos
Creo en la familia / porque mientras exista, entendida como un espacio de amor y convivencia sin distinciones sexuales, raciales, ni de número ni calidad, existirá la colectividad y el esfuerzo común
Creo en el liderazgo / cuando sirve al propósito de hacer de éste un mundo mejor y no al afán personal o meramente directivo-empresarial
Creo en la eficiencia / cuando no se busca maximizar la utilidad sino permitir las mejores condiciones para la existencia digna y humana
Creo en el crecimiento económico y en el desarrollo / sustentable e integrado
Creo en la oposición y la dialéctica / constructiva
Creo en una cultura crítica / y propositiva / teórica y pragmática
Creo en la polifonía cultural, el color, en la tierra que remece el corpus de nuestra identidad. Creo en la autorganización y el desprendimiento del poder, creo en la representación de las mayorías, quienes que buscamos la felicidad y el amor en los otros. Creo en el desarme total y poético de toda forma de violencia contra el ser humano. Creo en el amor, ante todo.