jueves, agosto 31, 2006

Sueños


Hace dos noches soñé - como suele suceder en la llamada fase REM (Rapid Eye Movement; sí, los ojos se mueven rápidamente bajo el párpado) - algo muy interesante. Estábamos [sí, tú y yo, aunque un tú distinto al de referencia inmediata, pues ésta es una referencia explícita-directa al tú que eres, y no a otro] en la casa de este amigo mío, conservaba la construcción de aquella época - ahora la casa es más amplia-, el pasillo era estrecho, pequeño, pero así y todo conversamos largamente mientras avanzábamos. Escena que no recuerdo. Luego hablé con el dueño de casa. La cocina y los olores de siempre. Entramos en tu habitación, pues era tu habitación (aunque en esta parte hay una clara referencia a la verdadera persona a quien pertenecía). Reposábamos sobre una cama; dijiste palabras olvidadas en el filtro que hay entre el sueño y el alba, yo hice una breve acotación, al mirar al techo reí, pues seguían ahí las estrellas (realmente hubo estrellas de adheridas), ahora titilantes, abriendo el universo enorme. Risas. Despertar con la radio. Y la rendija. Esta mañana pasé por allí de nuevo y tomé los recuerdos que me pertenecían. Ahora me pregunto si realmente me pertenecían.

¿De dónde vienen los sueños?

[Recordar, inevitablemente, Twin Peaks y el comentario del detective respecto a ello]

Hoy, Cristóbal - compañero - me contó un sueño increíble. Él estaba en su casa, llovía, y en su patio llovía, él observaba, mojado, el fino hilo de gotas, que de pronto eran negras, y caían a sus pies como densas esferas acuosas -negras-, una de ellas se hinchó, tanto así que se transformó en una paloma, y pronto todo el patio estuvo lleno de palomas.

Carlos soñó con la variable v-sub4.

Esta mañana soñé con un gato que anunciaba el término de agosto. Un ojo que se abrió demasiado, ahora se prepara para el fulgor de la primavera.

lunes, agosto 28, 2006

Lunes

Lunes. Pero no uno cualquiera, un lunes a mí manera.

Es el único día en que no entro a las 08:30 AM; provisoriamente, y ya que vivo bastante lejos de la facultad, fui temprano hasta el paradero más cercano: a las nueve (considerando que entro a las 10:15).

- Ahí viene la micro - me digo, y registro mi bolsillo derecho con la mano correspondiente; con mano y brazo izquierdo extendido hago el gesto aquel, ese con el que se indica que queremos subir. El chofer baja la marcha, lo mismo yo con mi brazo. Pero, ¡Oh! ¡Sorpresa! El chofer me mira - embobado, lelo, idiota - y sigue de largo [O.o]


Casi podría jurar que después de eso se rascó la cabeza. Me palpé para asegurarme de que realmente estaba ahí, di un paso atrás (inverso al proceso de sacar la moneda), y no, nada que me explicara.

Por supuesto, con esta situación corroboro aquello que siempre pensé. Los microbuses han de deterse con la mano derecha y no hay reclamo, dedo índice extendido, el cuerpo semi-ladeado y el puño izquierdo cerrado: así, el chofer - todo un armSensitive, comprenderá los signos e-videntes y el algoritmo funcionará correctamente, caso contrario se cae.

Error de arrastre.
Luego de 15 minutos pasó otro microbus y, aplicado correctamente el paso anterior. se detuvo. Pero entonces tarde, entonces metro, entonces caminar algunas cuadras. Consecuencia: llegar tarde a la única clase en la que es necesario llegar - minimo - 20 minutos antes, puesto que la sala (capacidad 155 asientos, aprox.) se llena de titulares y extranjeros*. Luego de 7 segundos de duda, quedé de pie delante de un extranjero. La situación fue molesta, para mí, para él, para el profesor; se supone que tengo la razón, no quise alargarme en discusiones sin-sentido, pero sí tenía la intención de llamar la atención y hacer ver cuanta patudez, está bien que vayan, quedan invitados, pero sentarse en cuarta fila es un poco exagerado. Alguien me indicó un asiento en la lejanía de atrás, vacío, en medio de la masa no-sección. Relajado. [La distinción es meramente explicativa, no hay gran diferencia entre una sección y otra; es sólo que a veces hacemos las cosas bien y otras veces no; yo, claramente actué mal - fuera de lo que digan y weá -, pude haber pedido un puesto a viva voz]

Comer Capri de manjar, y otro.
Clase auxiliar.
Almorzar.
Las conversaciones irrepetibles.
Jugar en los taca'.
Estudio y durmición en biblioteca.
Reclamo.
Metro.
Volver a casa.

[¡¿Cuál de todas las anteriores frases no es una completa historia y mundo distinto?!]


* Titulares y extranjeros: el profesor llama titulares a quienes siendo de la sección tienen asignadas las clases con él, yo y mi sección. Extranjeros = titulares.complemento

martes, agosto 22, 2006

Nube de infancia

Continua la sesión de los cuentos "de-a-dos", en esta ocasión el cuento es más largo, se mantienen los autores (Lex & Melu). La técnica utilizada: secreta. La temática: e-vidente. Se esperan comentarios


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Nube de infancia


En un jardín, repleto de flores de todo tipo. Cercanos, antiguos vagones de trenes abandonados, y una enorme fuente de aguas legaminosas.

- Nube, que te dejas vencer por el viento,
y ya ni el céfiro del oeste viene a socorrerte
desta tormenta que se avisa con tempestades,
primero en ojos de nuestro encuentro,
luego en imágenes en el cielo;
y ahora, que me quitas el fulgor de verte postrada como un flor
- o como un cometa adormecido -.
Y te vas, en un deshacer que le es natural a tu corta vida de paloma en el aire,
a tu brevísimo tiempo de gaviota,
a tu volar sensato... -

Así repetía, una y otra vez, sus versos el joven poeta, a la sombra de un pimiento; y para él, no había más que la brisa del atardecer y el cuaderno de notas en su regazo.

Las hojas verdes se mecían junto a la melodía que silbaba el viento, el sol entre ellas le producían un hipnótico sentimiento de paz, cerró los ojos para que se posáse delicadamente sobre su naríz aquél aroma a violetas que le rodeaban, junto a su felicidad.

Sintió sobre él una sombra, abrió lentamente sus ojos para ver una delgada silueta que miraba a la nada, dándole la espalda. Era una mujer hermosa, la luz del sol que ya atardecía se translucía a través de su blanco vestido y sobre su cabeza, un sombrero que le daba el aspecto de una viajera sin rumbo, una que olvidó sus maletas en algún pasado.

Apoyó su mano derecha en el suelo y se torció para verla mejor; y al hacerlo descubrió, no muy lejos de allí, y en medio de un inmenso campo floral, un vagón de tren. - Seguramente - se dijo -, hogar de ratas y sueños perdidos.

La mujer volteó, entonces. Sonrió. Pero parecía sonreir para sí, aún cuando le causó gracia el esfuerzo que hizo él al ponerse de pie.

- Gustav - dijo, extendiéndole su delgada mano derecha, donde exhibía dos anillos, signo inequívoco de su procedencia burguesa.

- Cecil - le respondió ella, sin acercarsele ni aceptar el saludo.

Miró inquisidoramente su mano, reconociendo en uno de sus anillos el escudo que los viejos trenes llevaban, lo miró directo a los ojos, en ese mismo instante, y sin previo aviso, el color de los suyos se perdió tras las lágrimas que, para su fortuna, logró contener. Volteó nuevamente para perderse en un recuerdo.


A lo lejos se escuchó el ladrido un perro, Gustav buscó entre su camisa y sacó el silbato que colgaba de su cuello, era de aquellos silbatos que usan los maquinistas para avisar que el tren ya parte. Lo puso en su boca haciéndolo sonar, los ladridos se acercaban cada vez más.

- ¿Hace cuánto estás aquí? - preguntó Cecil, de pronto.

- Algún tiempo - respondió él, agachándose para acariciar al bello labrador.

- Dime... ¿cuánto tiempo? ¿horas? ¿días? ¿semanas? ¿acaso años?

Gustav se levantó contrariado, ella volteó y se encontraron cercanos. La miró, como si buscase algo en su rostro.

- ¡Nunca te lo preguntas! ¿no es cierto? ¡No te importa el paso del tiempo, es eso! - exclamó y rompió el lágrimas, él la sujetó de los hombros y la sostuvo suavemente.
El abrazo no se dejó esperar, ni tampoco el cálido beso.

Él comprendía - poco a poco - que, así el jardín, como el vagón y el labrador, eran trozos de una historia que le pertenecía. Ella se safó suavemente, e inmediatamente Gustav recordó aquella dulce mirada llena de determinación, la misma de aquél anciano conductor de locomotora que lo llevaba a pasear las tardes de verano desde el pequeño pueblo hacia la gran ciudad y al menos una vez al mes, se detenían en este lugar para recoger a su hija. Se conocieron a muy temprana edad, y muy temprano, también, descubrieron el amor y los sueños.

Con frecuencia, la arbitraria complicidad del tiempo y el azar nos sorprenden. En ocasiones, nos otorgan una segunda oportunidad. E incluso cuando se olvida es posible volver a la tierna infancia, a la edad en que el viento corre en la cara, y las manos juegan a ser manos, los ojos se cierran hasta quedar atrapados en otro ojo que no es ninguno, los paseos se hacen eternos y las nubes... sólo danzan en el cielo.

domingo, agosto 20, 2006

Extremos distantes

Ni siquiera había notado que hace más de un año comenzé a escribir en este sitio público-privado (12 de Agosto). Por aquellos tiempos nadie me leía y - la verdá - no ha cambiado mucho la cosa [pero no es lo realmente importante]

Como decía en un principio, la idea es construir aquel diario de vida que no escribí de pequeño; por aquellas épocas ya reconocía que no había caso que escribiese sólo para mí, aunque - eventualmente - terminé haciéndolo. Esta construcción implica, también, una construcción del yo, una re-construcción a partir de los filtros de la información.

Quizás usted quiera saber un poco de mí, y en ese caso lo invito a releer la insistente criptografía, dejaré a su juicio interno asimilar o despreciar el mensaje subliminal de cada línea, y la insinuación de texto temprano, que se sabe en otra época.

Tema musical: Con Amor - Oscar Andrade



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Con Amor - Oscar Andrade (lyric)


Y si de pronto sientes que algo te ha tapado el sol
Y una sombra eclipsa tu interior
Si hoy no ves la luz y vagas ciego y sin razón
Enciende tu propio corazón
Que a unas olas en tu noche tus estrellas te verán
Como a un sol brillando en su calor
Al sentir que el universo es el más grande acto de amor
Y tu estás llamado a esta función
Con amor...
Con amor, la misma propia vida es la razón
Elige un destino y comienza a caminar
Despacito y sin mirar atrás
Que hay más de un momento que espera en más de un lugar
Dibujando otra oportunidad
Y tu tienes los colores más hermosos pa pintar
La ocasión y en plena libertad
Descubrir que el horizonte es más amplio que el rencor
Y aceptar lo humano del error
Con amor, así tan simplemente con amor
Con amor, la misma propia vida es la razón
Y si de pronto sientes que la luz de la verdad
Te ilumina con su resplandor
Goza en el secreto y crece hasta la humildad
Que el mundo espera por tu amor
Por los campos y ciudades, en la guerra o en la paz
En los muros o el baño de algún bar
Por desiertos estelares desde ti a la inmensidad
Más allá de la imaginación
Al que vive la desgracia, al solitario en su temor
Con amor le canto esta canción
Al rebelde y al tirano y al que vive del terror
Con amor escuchen el clamor
Con amor, así tan simplemente con amor
Con amor, la misma propia vida es la razón
Con amor, con amor.


Mesa Redonda

"Prensa en Chile:
¿Al servicio de Quién?"




En Chile, como en toda sociedad masiva, los medios periodísticos toman importancia -entre otros aspectos- como nexos entre los diversos grupos e individuos de la sociedad, como conformadores de la agenda pública y hasta como educadores "informales".

No obstante, cuando se constata que el oligopolio económico-ideológico determina las líneas editoriales, la preeminencia del carácter de mercancía de las informaciones y las importancias de las ganancias por avisaje, surgen cuestionamientos: ¿cumplen su función como fiscalizadores del estado y de los grupos privados poderosos?, ¿cuál es su aporte a la libertad de información y expresión (incluso al interior de los mismos medios periodísticos)?, ¿se guían realmente por criterios de objetividad?

De tal forma, en la actualidad es necesario discutir sobre los medios periodísticos en cuanto a su rol en la sociedad y en la democracia chilena.


Expositores:

Juan Pablo Cárdenas
Manuel Cabieses
Walter Krohne


30 de Agosto de 2006
12:00 hrs.

Salón Gorbea
Facultad de Cs. Físicas y Matemáticas
Universidad de Chile
Beauchef 850 3er. piso, ala sur.



Transmisión en línea: www.u-cursos.cl/video


domingo, agosto 13, 2006

DE-A-DOS


El siguiente es un cuento "de-a-dos" recién creado. El estilo: impreciso. El formato: escrito. La técnica: secreta.






Cuento


Lo siento, perdí mis zapatos - dijo sonrojada. Un hombre mayor le tendió una mano. Ella se aferró firme.

Uno que otro pasajero rió, los demás se desentendieron - como suelen hacerlo en esta clase de situaciones -. El vidrio reflejó su rostro adormilado, sus mejillas encendidas, su pelo enmarañado. No todos los días pierdes tus zapatos en un vagón del metro.

Los calcetines de colores junto al brillo de sus ojos tristes revelaban la niñéz, absurda en sus más de 20 años, ella aún guardaba sus fantasías a diario en hojas aromatizadas de color rosa.

- Señorita, ¿se le perdío algo más? - le preguntó, amablemente, mientras ella buscaba su cuaderno

- Señorita, ¿le puedo ayudar?

- Sí - respondió franca -; se me ha perdido el corazón, se me han volado las palabras... y los gestos - y al decir esto escondió, tímidamente, su cara mirando al suelo. Se observó descalza.

El caballero aquel, aturdido-sorprendido, intentó mirarla de cerca, observó, y rápidamente logró acercarle el suave pañuelo que encontró entre sus ropas. Agradecida, ella secó sus lágrimas y sonrió. - ¿Cómo pude haberlos perdido? - dijo mirándose, nuevamente.

El carro se detuvo. "Aquí me bajo, señorita"

-Señor, gracias, usted me dió algo que ya había perdido...la esperanza-. Él sonrió amablemente y le ofreció una tarjeta - Llámame si no encuentras lo que perdiste - y se bajó.

Ella dejando de lado la verguenza, comenzó a caminar buscando algún indicio de sus cosas, volvió sus pasos sobre los anteriores, como queriendo volver con ellos al pasado que guardaba lo que la dejó extraviada. Ella era la perdida, no sus cosas.

Una semana después, un hombre, una pequeña habitación, y un teléfono que suena.

- Ho... Hola, ¿hablo con José Lucero? - dijo la suave voz a través de la línea.
- El mismo. Estaba esperando tu llamado
- ¿Ah, si?
- Sí, ahora mismo lo esperaba.
- En realidad, encontré lo que buscaba; así que no es por eso que llamaba - dijo la joven muchacha, cobrando valor
- ¿Entonces?
- Es usted el que perdió algo
- ¿Yo?
- Sí, usted.
- Oh, dime qué es lo que he perdido
- Su pañuelo - y tras esto rió con una de aquellas risitas que sólo entendemos a través de un teléfono
- jeje, eso si que no lo esperaba.
- La verdad es que lo tengo y con él, algo que no buscaba.
- Si, qué es?
- Usted lo sabe.
- ¿Lo sé?
- Se trata de sus más altas ambiciones... ese día, usted las perdió.

A veces nos cuesta entender.

Una pérdida que lleva a un encuentro, un encuentro perdido entre los muros de la contemplación. A través del laberinto, estos paseos vertiginosos nos conducen por el camino de la comprensión y el descubrimiento de los intrincados secretos en los rincones de cada paso que damos.

by Lex & Melu
IN ANIMA VILI

domingo, agosto 06, 2006

OTRO (capítulo 1)

Todo comenzó con una frase como esta, liberando consecuencias tardías, abriendo nuevos mundos, tejiendo contenidos de una espera silenciosa.


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Casi sin aliento, se tendieron sobre el pasto, riendo. Su agitación parecía provenir desde otro lado, como si no dependiese de ellos. La plaza pública, la pileta, los perros, los mendigos, el margen cobrizo sobre el horizonte; bocinazos y motores encendidos rodeaban el momento, él la rodeaba con sus brazos. Caminaron un largo trecho por la calle Libertad, sin darse cuenta como sus sonrisas se prolongaban a los transeuntes cotidianos. Nada más llegar a 3 norte y atravesar al poniente, continuar de la mano, atar los dedos, atar contradicciones, las peleas pasajeras, el nudo que recordamos cuando ya no cabe bajo la puerta (por más que tiremos, ya no entra).

Llegaron a la avenida Perú y, despreciando el paisaje (vendedores ambulantes, gitanas y extranjeros primermundistas), se internaron en las rocas y bajaron un poco. Sus pasos no fueron casuales. La brisa marina borró los detalles.

- Mira - le dijo, apuntando la piedra. El ángulo de visión descubrió una figura tallada. Una forma humanoide oculta medio metro dentro, un híbrido alado de ojos rasgados.

Intentaron mover la estatua de su sitio, mas esta se encontraba adherida a la piedra.

¿Y cómo? ¿Por qué? Miré hacia los lados intentando adivinar una mirada que me diese respuesta. Él me explicó complaciente, me habló de un Eros transformado, de un lejano sentido del amor.

- Esto funciona de una manera muy particular - dijo él -. Nos volveremos a encontrar en esta vida, nos volveremos a ver por primera vez en este mismo lugar, y todas estas palabras... no serán más que un eco del pasado.


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Un eco del pasado.

Ella pensaba y arrugaba la nariz, el sol en los ojos, el viento en sus vestidos. Los ecos dejan escapar aquella sonora melancolía hija de una felicidad devastada. Ella sonrié, pero en su interior se remece, se abraza, se quiere encontrar porque se sabe perdida. Menos perdida que antes, inevitablemente más compleja. Ella cree haber olvidado. Ha olvidado. Después de diez años, ella ha olvidado. Perdonó con la cabeza, no con el corazón. Perdonó con sus manos, con sus cuidadosos planteamientos, no con los pasos de baile, aquella tarde de octubre en el paseo 21 de mayo.

Ella pensaba y entornaba los ojos, levantaba una ceja - luego la otra -. Se sentó de espaldas al mar. Estaba sola. Su cartera (nueva) quedó sobre sus muslos, bajo sus manos alargadas. Fingió que esperaba a alguien. No había necesidad de fingir, ella lo esperaba aun sin recordarlo.

Había una mujer sentada frente a la plaza. Su vestido, un translúcido celeste, la presentaba como una muchacha informal, coqueta, atrevida. Se acercó cuando comenzaron a moverse y a hablar las marionetas, lo mismo los niños y sus padres y un confitero junto a su máquina.

¡Cómo adoro los títeres! Su encanto no tiene parangón, y su humor es tan sencillo como elaborado. Además, hace años que no venía por aquí. De todas formas no necesito darme excusas.

Verdaderamente, las excusas estarían de más en un mundo donde el destino se releva de manera curiosa, y las interpretaciones originan lecturas diferentes, distantes.

"Nos volveremos a encontrar en esta vida, nos volveremos a ver por primera vez en este mismo lugar, y todas estas palabras... no serán más que un eco del pasado."