El siguiente es un cuento "de-a-dos" recién creado. El estilo: impreciso. El formato: escrito. La técnica: secreta.
Cuento
Lo siento, perdí mis zapatos - dijo sonrojada. Un hombre mayor le tendió una mano. Ella se aferró firme.
Uno que otro pasajero rió, los demás se desentendieron - como suelen hacerlo en esta clase de situaciones -. El vidrio reflejó su rostro adormilado, sus mejillas encendidas, su pelo enmarañado. No todos los días pierdes tus zapatos en un vagón del metro.
Los calcetines de colores junto al brillo de sus ojos tristes revelaban la niñéz, absurda en sus más de 20 años, ella aún guardaba sus fantasías a diario en hojas aromatizadas de color rosa.
- Señorita, ¿se le perdío algo más? - le preguntó, amablemente, mientras ella buscaba su cuaderno
- Señorita, ¿le puedo ayudar?
- Sí - respondió franca -; se me ha perdido el corazón, se me han volado las palabras... y los gestos - y al decir esto escondió, tímidamente, su cara mirando al suelo. Se observó descalza.
El caballero aquel, aturdido-sorprendido, intentó mirarla de cerca, observó, y rápidamente logró acercarle el suave pañuelo que encontró entre sus ropas. Agradecida, ella secó sus lágrimas y sonrió. - ¿Cómo pude haberlos perdido? - dijo mirándose, nuevamente.
El carro se detuvo. "Aquí me bajo, señorita"
-Señor, gracias, usted me dió algo que ya había perdido...la esperanza-. Él sonrió amablemente y le ofreció una tarjeta - Llámame si no encuentras lo que perdiste - y se bajó.
Ella dejando de lado la verguenza, comenzó a caminar buscando algún indicio de sus cosas, volvió sus pasos sobre los anteriores, como queriendo volver con ellos al pasado que guardaba lo que la dejó extraviada. Ella era la perdida, no sus cosas.
Una semana después, un hombre, una pequeña habitación, y un teléfono que suena.
- Ho... Hola, ¿hablo con José Lucero? - dijo la suave voz a través de la línea.
- El mismo. Estaba esperando tu llamado
- ¿Ah, si?
- Sí, ahora mismo lo esperaba.
- En realidad, encontré lo que buscaba; así que no es por eso que llamaba - dijo la joven muchacha, cobrando valor
- ¿Entonces?
- Es usted el que perdió algo
- ¿Yo?
- Sí, usted.
- Oh, dime qué es lo que he perdido
- Su pañuelo - y tras esto rió con una de aquellas risitas que sólo entendemos a través de un teléfono
- jeje, eso si que no lo esperaba.
- La verdad es que lo tengo y con él, algo que no buscaba.
- Si, qué es?
- Usted lo sabe.
- ¿Lo sé?
- Se trata de sus más altas ambiciones... ese día, usted las perdió.
A veces nos cuesta entender.
Una pérdida que lleva a un encuentro, un encuentro perdido entre los muros de la contemplación. A través del laberinto, estos paseos vertiginosos nos conducen por el camino de la comprensión y el descubrimiento de los intrincados secretos en los rincones de cada paso que damos.
Uno que otro pasajero rió, los demás se desentendieron - como suelen hacerlo en esta clase de situaciones -. El vidrio reflejó su rostro adormilado, sus mejillas encendidas, su pelo enmarañado. No todos los días pierdes tus zapatos en un vagón del metro.
Los calcetines de colores junto al brillo de sus ojos tristes revelaban la niñéz, absurda en sus más de 20 años, ella aún guardaba sus fantasías a diario en hojas aromatizadas de color rosa.
- Señorita, ¿se le perdío algo más? - le preguntó, amablemente, mientras ella buscaba su cuaderno
- Señorita, ¿le puedo ayudar?
- Sí - respondió franca -; se me ha perdido el corazón, se me han volado las palabras... y los gestos - y al decir esto escondió, tímidamente, su cara mirando al suelo. Se observó descalza.
El caballero aquel, aturdido-sorprendido, intentó mirarla de cerca, observó, y rápidamente logró acercarle el suave pañuelo que encontró entre sus ropas. Agradecida, ella secó sus lágrimas y sonrió. - ¿Cómo pude haberlos perdido? - dijo mirándose, nuevamente.
El carro se detuvo. "Aquí me bajo, señorita"
-Señor, gracias, usted me dió algo que ya había perdido...la esperanza-. Él sonrió amablemente y le ofreció una tarjeta - Llámame si no encuentras lo que perdiste - y se bajó.
Ella dejando de lado la verguenza, comenzó a caminar buscando algún indicio de sus cosas, volvió sus pasos sobre los anteriores, como queriendo volver con ellos al pasado que guardaba lo que la dejó extraviada. Ella era la perdida, no sus cosas.
Una semana después, un hombre, una pequeña habitación, y un teléfono que suena.
- Ho... Hola, ¿hablo con José Lucero? - dijo la suave voz a través de la línea.
- El mismo. Estaba esperando tu llamado
- ¿Ah, si?
- Sí, ahora mismo lo esperaba.
- En realidad, encontré lo que buscaba; así que no es por eso que llamaba - dijo la joven muchacha, cobrando valor
- ¿Entonces?
- Es usted el que perdió algo
- ¿Yo?
- Sí, usted.
- Oh, dime qué es lo que he perdido
- Su pañuelo - y tras esto rió con una de aquellas risitas que sólo entendemos a través de un teléfono
- jeje, eso si que no lo esperaba.
- La verdad es que lo tengo y con él, algo que no buscaba.
- Si, qué es?
- Usted lo sabe.
- ¿Lo sé?
- Se trata de sus más altas ambiciones... ese día, usted las perdió.
A veces nos cuesta entender.
Una pérdida que lleva a un encuentro, un encuentro perdido entre los muros de la contemplación. A través del laberinto, estos paseos vertiginosos nos conducen por el camino de la comprensión y el descubrimiento de los intrincados secretos en los rincones de cada paso que damos.
6 comentarios:
No dire nada sobre el escrito... pero si lo dire sobre el cambio de look...
Me gusta ^^... es verde @.@, locamente verde... mi hermana se volveria loca por el...
Saludo ;)
Una vez vi una niña en Valparaíso vestida entera de verde, con el pelo verde, las uñas verdes hasta los ojos verdes...
Casi le pregunto cuál es su color favorito...
Lindo Blog y Oh! lindo escrito...espero mejoremos digno de blogespecial.
Saludos ^-^
suceroaportecoautora.
Melu
Hola soy de Pajaroverde, sería bacan que fueras a alguna reunión para ver si te gustaría participar. ¿Hay algún mail donde te podamos contactar?
Hola de nuevo, mañana vamos a hacer una reunión editorial, si te interesa manda un mail a elpajaroverde@yahoo.com, pa reenviarte el mail de invitación (invitamos también a otros interesados).
Saludos,
Un paharoverde
Simplemente... Maestro.
No lo ensuciare con mas descripciones, sino solo con mis felicitaciones a ti y meluna.
Muchas gracias por compartir estos frutos con nosotros...
Un amigo
-Joe Black-
sobervio, realmente me gusto tus escritos.
leere tu blog abnegadamente.
salu2
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