- Enroque - dijo, sin despegar la vista del tablero. Yo balanceaba el vaso de vodka, imaginando, o soñando quizás, las infinitas combinaciones posibles. La torre se irguió junto a su rey, el marfil de su silencio conjuró todo el espacio, sesenta y cuatro casillas en blanco y negro, el ying y el yang de un vértigo pretérito. Me acerqué sin estrategia, con la furia hipócrita de los soldados a caballo. El rey persistió en su nobleza junto a la torre, pero de noche ocultaba en ella sus secretos, la tierra que cubría su cuerpo junto a sus más tiernas devotas y peones de infantería.
- ¿Mueves? - me preguntó, de pronto.
Yo, en un trance absurdo, le dije: Do not go gentle into that good night / Rage, rage against the dying of the light.
(in memorian Dylan Thomas, gran maldito)
2 comentarios:
Parece cuento de santiago en cien palabras... Muy buena la narración, viaje en ella a pesar de no ser muy larga.
Espero tu tb estes bien estos días... :D
Un abrazo
Siempre he creído que los cuentos de Santiago en 100 palabras deben tener algo de Santiago entre sus líneas.
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