lunes, diciembre 20, 2010

Metáfora

La mayoría de las veces dejo mis reflexiones en la intimidad de mi escritura privada, el diario de vida que no consigue escribirse a diario, que prescinde del lápiz y el papel, trasladándose espacialmente hacia las regiones del movimiento. Ciertamente, la animación de la palabra pensada adquiere cualidades experenciales para el otro, es decir para tí, lector. Con mayor o menor atención, emerge la comunicación y una estructura distinta, siempre metafórica.

Considerando nuestro natural pensar metafórico, se debe advertir el peligro de reemplazar lo conocido por lo desconocido en la apuesta por creer que se conoce lo que tiene límites , más bien, ambiguos. Por ejemplo, al utilizar la metáfora del árbol de las ciencias, pierdo de vista la posibilidad de que éstas existan con independencia. Evidentemente, ha simplificado el pensamiento y la manera de hacer las cosas, convirtiendo lo abstracto en una cosa concreta; semejante transformación, desde el punto de vista macro, es la ideología. La Verdad (y no las verdades menores construidas artificialmente (la matemática, el derecho, la RAE)), siempre inaccesible, puede ser ignorada. Pero el mundo, con sus metáforas coyunturales, tiene una dinámica observable absolutamente, que se hace carne y se convierte en políticas oficiales, producción cultural, mercado.

Cada vía metafórica guarda en su seno una posibilidad de mundo. Y cada vía es, a la vez, todas las vías concretas para llegar a ella.