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viernes, abril 01, 2011

CNTV

Hace algunos días, cuanto planteé mi malestar por la forma en que los medios se aprovechaban de las telúricas circunstancias (el terremoto en Japón y nuestros miedos más recientes), levantando una campaña de terror y espectáculo unidos, también le escribí al Consejo Nacional de Televisión (CNTV). Esto es lo que me respondieron:


El reclamo que usted ha enviado ha sido respondido:

Primeramente le agradecemos por el tiempo y preocupación que ha dedicado en hacernos llegar su opinión. Valoramos que lo haga, porque sólo de esa manera podemos tener de primera fuente una percepción del público.

Respecto de lo que señala, sin perjuicio de la relevancia que pueda tener lo que usted nos advierte, esto, escapa de las facultades de esta institución y no vulnera ninguna normativa. Además, en temas que no representan un potencial conflicto con el marco legal, el CNTV está impedido de intervenir en la programación.

Por otra parte, sus comentarios se relacionan con un tema de calidad que coincide con expresiones recogidas a través de diversas líneas de investigación de nuestra institución, por lo mismo representan un valioso aporte para nuestra función.

Sin embargo, aun cuando tendremos en cuenta su opinión en término de aporte a nuestra línea de estudios, no prosperará formalmente en un tramitación.

Agradeciendo su interés en cooperar por una televisión de mejor calidad, saluda cordialmente,

Germán Mansilla
Departamento de Supervisión
CNTV




jueves, marzo 17, 2011

Temblor en la punta de la lengua

Enojémonos un poquito más

Demando a los medios de comunicación, sobre todo a la televisión y sus programas matinales, a los comentaristas que, solazándose en la desgracia ajena, son incapaces de empatía alguna, porque su fibra espectacular ya no se conmueve, a los numerólogos y adivinos, a la producción de canal por sus mórbidas narraciones terroristas. Demando, o al menos pretendo enojarme, porque tienen el descaro de decir: la gente está ansiosa y nuestra misión es informar y al otro lado, en el reflejo del televisor, una señora de sonrisa nerviosa dice que estamos al final de los tiempos.

Tiembla el lenguaje al borde de la ira que debe despertar un poco más en nosotros.