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domingo, septiembre 11, 2011

Hegemonía cultural

“En un mundo regido por la ley del más fuerte, como es el mundo en el que el capitalismo nos obliga a vivir hasta ahora, es previsible que aquello que circula con carácter de universalidad no sea una distinción acordada sino la expresión de una particularidad. El actual proceso de globalización, sin ir más lejos, no es un proceso de universalización, como a menudo se nos quiere hacer creer, sino que es el proceso de la extensión por la fuerza (la del dinero o de las armas, lo mismo da) de una particularidad, la del capitalismo internacional, y del tipo de sociedad y del tipo de política y del tipo de cultura que con él se asocian.”

Postcolonialidad y nación (fragmento), G. Rojo, A. Salomone, C. Zapata


Manifestarse contra aquella hegemonía debe ser un imperativo moral en la construcción de una sociedad humana más justa.


sábado, septiembre 10, 2011

10 años

Comparto un fragmento de mis privadas anotaciones diarias, así que, sea la aclaración, las reflexiones van en una dirección muy personal, buscando más bien el registro y las narraciones propias:

Sábado 10 de septiembre

Ayer se dijo públicamente que se identificaron los restos de Felipe Camiroaga. Se encuentran restos, fragmentos, porque el total se pierde como cualquier totalidad que así se defina. Los numerosos reportajes y notas que se le han dedicado muestran el profundo impacto que tuvo y sigue teniendo en la vida de chilenos y chilenas. Cuando nos enfrentamos a las imágenes hay que tener cuidado, sin embargo. La nuda sensibilidad no es lo mismo que la pornografía del cuerpo, de los cuerpos. Cuando intento despejar lo que verdaderamente siento al respecto, rescato una pena real, que siendo así, prefiero vaciarla en otras mutilaciones, también reales, crudas y fugaces. Porque todos somos vulnerables -recuerda que has de morir- pero algunos han sido históricamente más vulnerables que otros, sin dedicatorias ni recuerdo, algunos incluso borrados de la cultura, olvidados.

Los olvidados son, por supuesto, reconocidos por quienes defienden las ideas humanas (y no necesariamente humanistas) de libertad y dignidad. Sin embargo, para una inmensa mayoría, los olvidados no tienen rostro. El epíteto es una contradicción, naturalmente, que busca articular una forma de pensar(los).

Hace diez años, nadie esperaba que dos aviones se estrellaran contra las Twin Towers, al día siguiente. Hace diez años era difícil imaginar las transformaciones que han tenido lugar en esta década, y sería una vana tarea describir aquellas que a me interesan a mí. Hace diez años yo creía en el futuro como se puede creer en las montañas o en un día de lluvia, es decir, realidades inmutables cuya materia se cree conocer porque se les ha visto desde lejos o en el pasado, pero que sorprenden (o me sorprenden) en su poderosa vitalidad. La realidad supera las ficciones de la historia. Hace diez años, los espejismos del mundo se debilitaron a fuerza de preguntas. ¿Qué valor adicional tenían las vidas de las víctimas del atentado por sobre la de los olvidados, que hacía a unos merecedores de respeto, a quienes dedicamos el silencio, y a otros convertía en silenciados?

Seguimos derramando silencios en las fracturas de la historia, en cuyos senderos sumergidos van a morir las preguntas.

domingo, junio 26, 2011

Imperialismo

Encima de monturas de catástrofes, cabalgan las bombas ladrando el asesinato de la Humanidad.

Huyen las gentes a las alcantarillas de acero de la imaginación, en donde el hombre deforme con cerebro de furor infantil se esconde después de haber soltado los perros del infierno a las ciudades y los trigales del universo, y los niños chiquitos se agarran a los pechos viciados o acuchillados de las grandes y épicas madres.

Asoma la cara oblicua de terror su faz roñosa y las máscaras del ser aúllan en la soledad de los siglos a la carroña del Estado burgués.

Los hocicos ensangrentados del gran capital imperialista lamen la pata de la guerra; los envenenadores públicos de la bomba-atómica infestan la tierra y los océanos, hacen el aire irrespirable, ensucian las aguas asesinando la fauna marina, acorralada contra la materia letal y las antes ilustres aves de “Dios” se caen de cabeza al infinito terriblemente amarillo; un tremendo cáncer nos azota como el huracán de los últimos días del hombre; Caín empuña la quijada el asno colosal y aterra las criaturas intimidadas por un Marte borracho y ensangrentado que come dólares y almas; el hocico de los cañones va a vomitar muerte y lágrimas grandes.

Los prólogos premonitorios a la caída del imperialismo (fragmento) - Pablo de Rokha