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domingo, marzo 13, 2011

Volver a clases

Al menos ya no me quejo porque tengo diario de anotaciones. Es más privado, misceláneo y personal, incluye un ordenamiento cronológico y listas que facilitan el acceso a la información desperdigada por el tiempo y la actividad cotidiana.

Ya casi estoy terminando la práctica (la tercera y última de la carrera). Por un rato, me aburriré de decir que República 580 tiene algo de Beauchef 850. Me aburriré un poco de la Universidad y el ciclo encanto-desencanto tendrá su lugar como siempre. Volveré a estudiar largas horas, a levantarme temprano para correr (al menos 20 minutos), a escribir lo que se va quedando de las reflexiones menores, a definir campos de estudio intrascendentes, a imaginar ciudades imposibles.

Creo que todas las lecturas me llevan a la ciudad sumergida de los sueños en la que se purgan las culpas infantiles de nuestra humanidad. Sin soberanías de ningún tipo, nos hacemos caballeros de una orden imbatible, luchando contra el enemigo sin forma, allá en la oscuridad.

y también queda Nuestra oscuridad.


miércoles, septiembre 01, 2010

Gárgolas

Después de un rico almuerzo y antes de volver a estudiar, dedicaré algunos minutos a contarles parte del sueño que tuve anoche:

Vivo en una casa enorme, tiene pasillos secretos y oculta misterios; una tarde en que se realiza una reunión familiar, me ausento por un momento, las voces se multiplican, las risas van de una habitación a la otra, los niños pequeños juegan a las escondidas. Desde una ventana vigilo la calle y tengo una visión sobrenatural, este lugar, sobre el que está construida la mansión, perteneció a un rey medieval, y el cerro sobre el que se yergue el edificio tiene túneles subterráneos y húmedos calabozos. Llueve y la visión se hace más portentosa; en lugar de encontrarme en mi salón habitual, me veo al interior del castillo, me parece ver a una figura espiándome tras las ventanas. Vuelvo a la realidad de un sobresalto, el viento de tormenta agita los vidrios, caen rayos en una de nuestras instalaciones eléctricas. Bajo con rapidez hasta la biblioteca y saco los libros de los anaqueles, fuera de mí, poseído por una extraña sensación de no pertenecer a este tiempo, entonces descubro uno de aquellos pasillos soñados y entro en una enorme alacena termina en forma triangular hacia una puerta de hierro, oigo ruidos tras ella y, al abrirla, no sin un gran esfuerzo corporal, dos cachorros felinos, de pelaje oscuro salen a recibirme, su cuerpo es diminuto y, sin embargo, dan grandes saltos, muestran garras afiladas y ostentan una extraña retuberancia sobre el lomo, aseguraría que se trata de algún tipo de pantera, pero sus ojos. Sus ojos expresan un fuego asesino. Pronto advierto que no estoy a solas y un viejo de barba y pelo cano me regaña con la mirada. Son gárgolas, me dice, muy pequeñas, y en algunos meses más serán enormes y con sus alas custodiarán nuestras tierras, pero por ahora deben permanecer encerradas para que la magia haga su efecto. Sin que me lo diga, me propongo devolver a estas pequeñas bestias al interior de la caverna que, ahora sé, se oculta tras la pesada puerta de hierro, pero es en vano, su fuerza supera con creces mis intentos, en cuanto tengo a una de ellas debo lanzarla al interior, pero antes de que consiga levantar a la otra, ya ha dado un brinco hasta la alacena. Algo no anda bien, los ruidos de tormenta llegan hasta donde me encuentro y las gárgolas se inquietan, parecen enfurecidas, una de ellas salta sobre mí, dándole arañazos a mi espalda, la otra sube por mi antebrazo hasta el cuello. Me hacen un daño terrible. Me siento caer. Vuelvo a la realidad del sueño y la reunión familiar. La lluvia amainó. Salgo a tomar aire, y en las paredes de esta antigua construcción las veo protegiendo la entrada principal, dos enormes panteras aladas, de piedra, la mirada terrible, los dientes sangrientos.

sábado, julio 03, 2010

La sierpe de mis sueños

(Escrito hace algunos meses)



La calidad y originalidad de mis sueños no deja de sorprenderme, aunque debo admitir que, a veces, el argumento se presenta de manera tan rebuscada que la memorización (y posterior escritura) se hace compleja. Recientemente, durante una siesta tuve un sueño doble (o con repetición): así llamo yo a los sueños en que una o varias escenas se repiten y puedo modificarlas bajo cierta voluntad (el tener o no conciencia del sueño es algo aparte). En el sueño, aparecen muchas serpientes, en un amplio lugar de campo, frente a un personaje que huye de tres o cuatro hombres armados (alguna especie de mafiosos). Las serpientes, algunas cobras entre ellas, atacan al personaje y lo matan. De alguna forma me siento como si yo fuera tal personaje y sufro su dolor, pero también descubro que yo soy otro, el amante de una de las dos chicas que observan la escena. Un tren azul que se desplaza cercano choca contra un camión y crea un enorme caos. En la versión alternativa de la escena, en la que me comporto como un director que tiene acceso a ser personaje libremente, salvamos al chico que corre, y descubrimos que la chica es bisexual, en última instancia, al besar y acariciar a su compañera (una mujer que siempre la acompaña). La sensualidad representada me deja paralizado. Yo, como director, cambio la dirección del tren y evito su colapso, dejando antes, sobre las vías, una moneda de ciencuenta pesos chilenos para que sean aplastados. Luego, la chica entra, a medio vestir, en un auto y yo entro con ella. Despierto.

El significado habitual que se atribuye a las serpientes es el del deseo sexual, pero también el de la sabiduría, la energía latente y que está por despertar.

Anoche soñé que domaba a un tigre blanco en medio de un desierto; usando movimientos casi chamánicos (por decirlo de alguna manera), asustaba al animal y corría tras él, también me dejaba perseguir y corría, me balanceaba, le mostraba mis dientes. Tras un feroz combate psicológico, conseguía dejarlo asustado en el suelo, entonces me acercaba cariñosamente para cobijarlo y lo llevaba a la ciudad, donde se transformaba en hombre. A veces, él perdía un poco la razón y volvía a sentirse un tigre.

Durante este año, soñé terremotos y maremotos. El año pasado, la noche del 15 de noviembre, soñé con una enorme ballena.

miércoles, enero 13, 2010

Avatar y el cine

La primera película que vi este año fue Avatar, no fui al estreno, la vi en el CineHoyts de Estación Central y en 3D.

En principio, esta entrada podría tratarse de Avatar (la última película de James Cameron) y de algunas de las lecturas que hice de ella, pero tengo la impresión de que al mencionar la película estoy haciendo trampa, usándola como señuelo para hablar de mi afición por el cine y el pop corn. Porque si Nuovo cinema Paradiso funde a fuego emocional la experiencia de hablarle al espectador, Avatar lo hace en el lenguaje de las masas y de la técnica (misma que casi arrasa a los Na'vi). No digo que sean las únicas películas que interpelen al espectador como referencia constante, ni las más audaces ni mejor logradas del cine, pero sí puede decirse que ambas han sido capaces de hacer contacto con nuestra más íntima sensibilidad a través de historias sencillas y profundamente humanas. El argumento de Avatar podría resumirse en un par de líneas, y aunque el de Nuevo Cinema Paradiso es más sofisticado, no es más complejo que la nostalgia (inducida a través de una encantadora narración).

Menciono estas dos películas porque me permiten hablar del amor por el cine; o, mejor dicho, el amor por los dos cines, porque hay dos y debemos convenir en eso si queremos entendermos. El primer cine es el de Avatar, el de la taquilla, el vaso grande de bebida y el pop corn, el de los lentes 3D, trailers y "coming soon", es el cine de la sociedad de consumo, la tecnología y el capital, es -a veces- el cine de Hollywood y de las grandes estrellas, es una industria que mueve millones de dólares y nuestra cultura popular está impregnada por todas partes de su discurso, es el "pan y circo" contemporáneo. El segundo cine es el de Méliès y el de "Nuovo Cinema Paradiso", es el cine arte de pulcros diálogos literarios, el cine de la Nouvelle vague y la experimentación artística, es el riesgo (o el suicidio cinematográfico) y la intertextualidad, es el enfrentamiento al discurso hegemónico y la crítica (y quizás la clínica a través de la que se intenta salvar a la humanidad).

Ok, en realidad hice la separación sólo para provocarte un poco. La división, sin embargo, no es invención mía y data desde los comienzos del cine (a fines del siglo XIX). Actualmente, no podría ubicar con exactitud, en este esquema, a muchas de las grandes películas de los últimos años. Pero si nos quedamos con él (al menos hasta dejar esta entrada), es sorprendente la calidad y cantidad de buenas lecturas que pueden hacerse de una película como Avatar. Paréntesis. (Quizás deba aclarar, para quienes no están acostumbrados, que una lectura no es una interpretación, no es un "lo que quiso decir..." o un "se trata de...", sino más bien una interacción película-espectador única que trae consigo una serie de marcas (textuales) que dan sentido y coherencia a la representación que el espectador se hace continuamente (es decir, la metahistoria que se va narrando a sí mismo), persistiendo aún después de acabada la proyección; aquí prefiero no continuar expandiendo el tema, pero es bueno mencionar que hacer esto no es más o menos válido que cualquier otra propuesta de sentido).

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Tras quince minutos luego de entrar en la sala de cine, una voz nos indica que ya es hora de usar los anteojos para ver el plano de la pantalla en tres dimensiones. Se apodera de nosotros el entusiasmo de la novedad y el efecto especial. Nos sumergimos en un mundo alternativo, junto a decenas de personas, pero sin ellas, sin prestarles demasiada atención. Nos hemos internado en la nave espacial del recinto privado del cine, adentro todo es oscuridad y algunas luces tenues. Comienza la película en aquel espacio exterior, a quizás cuantos años luz de distancia. Entonces nos vemos enfrentados al protagonista, Jake Sully, en un primerísimo primer plano, hablando para sí mismo, como si estuviésemos al interior de su mente, ¿somos una extensión de sus pensamientos? Su condición de lisiado nos arroja otra posibilidad: somos nosotros (o quizás sólo yo, solo entre la multitud invisible) los incapaces de levantarnos, de mover nuestras piernas para salir de la realidad virtual, anestesiados o dormidos en el sueño. Jake se inquieta porque confunde el sueño con la realidad, nuestra fantasía, percibida apenas gracias a una ilusión debida a la persistencia retiniana. Nuestra ilusión es el sueño de otra humanidad posible, pero al salir de la sala nuestra congoja será similar a la del marine que después de cada viaje comprueba el estado de su verdadero yo. Nuestro sueño es la u-topía a la que no tenemos acceso, es la imposibilidad de reconstruir la historia de la barbarie y la conquista de América. No se puede rehacer la historia, pero se puede resignificar, Hitler puede morir al interior de un cine en llamas, las llamas son de un fuego que ha abatido ciudades, pero que también es capaz de desarmar todos los discursos que creíamos construidos acerca de quienes somos y en donde estamos realmente. Y si estamos aquí, ¿dónde es ese aquí en el que coincidimos casi por azar?

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Sospecho algo interesante en la estética del cine. Mientras mantenga viva la sospecha y la duda, seguiré yendo al Normandie al pasar y al Cine Hoyts con un gran paquete de Pop Corn (salado, como me gusta).


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Por cierto, los invito a leer en el blog de tercera cultura: Avatar, un Gendankenexperiment Inconcluso

jueves, diciembre 31, 2009

Año viejo

Me parece complejo y absolutamente descalcificante escribir en un blog como éste y al mismo tiempo escribir cuento y poesía, quiero decir que el trabajo lento, silencioso y subterráneo de una escritura es completamente distinto de la otra. Pero ya que estoy aquí, frente al teclado (tac-tic-tac, como un reloj que avanza en sentido contrario) y la fascinación de simplemente hacerlo me impulsa a escribir. Me gustaría hablar del año viejo que se va, deja sus ropas, guarda los calcetines y olvida el velo de sus costumbres; me gustaría hablar de la pasión y el sufrimiento de este año, de los sueños, las metas, los momentos kodak, exámenes, controles, amigos, carretes, divagaciones, música y ambiciones. A veces, mientras doy vueltas por la ciudad, comienzo a condensar imágenes y retórica, prosa-prosa-prosa y pienso en qué tipo de cosas me gustaría decir por acá y qué cosas no, pero deshago el tiempo sin hacerlo y prefiero dormir un rato, leer, ver películas, ver a la bella señorita del espejo inquebrantable, dar pasos de casualidad e invocar la provocación en los estudiantes del preu. El año viejo tiene (interrupción real: me llaman para una clase particular) muchas cosas interesantes pero puesto que voy saliendo a Valparaíso en unos momentos, me queda todo por decir. Intentaré reconstruir esto cuando vuelva, así que, por ahora, será un borrador (entre nosotros, claro).

martes, diciembre 01, 2009

La lujuria del rey


- Enroque - dijo, sin despegar la vista del tablero. Yo balanceaba el vaso de vodka, imaginando, o soñando quizás, las infinitas combinaciones posibles. La torre se irguió junto a su rey, el marfil de su silencio conjuró todo el espacio, sesenta y cuatro casillas en blanco y negro, el ying y el yang de un vértigo pretérito. Me acerqué sin estrategia, con la furia hipócrita de los soldados a caballo. El rey persistió en su nobleza junto a la torre, pero de noche ocultaba en ella sus secretos, la tierra que cubría su cuerpo junto a sus más tiernas devotas y peones de infantería.

- ¿Mueves? - me preguntó, de pronto.

Yo, en un trance absurdo, le dije: Do not go gentle into that good night / Rage, rage against the dying of the light.

(in memorian Dylan Thomas, gran maldito)


martes, noviembre 24, 2009


Amanecer.

Soñé toda la historia de nuevo, pero me es imposible la articulación semántica. Es siempre la mismo pero los colores cambian. Acá, en cambio, al despertar los colores son siempre los mismos y, sólo después de la obturación, recordamos que nada será igual.

Me gusta atravesar la ciudad desde los cristales, en el asiento trasero y, más tarde, sentado a la mesa, confiar en el café, las palabras brotando de tus labios y sí, sí, asentir, entornar los ojos en el último sorbo; me gusta como me miras interrogando el silencio. Me gusta dar vueltas por esta ciudad. "Desde que nacimos peatones regulares a la vía pública - escribió Lihn - nos concentramos en el Café y ahí nos descentramos del Ahumada que hierve de gente a mediodía", miro (y me reflejo en) la vitrina de la librería chilena, avanzo hasta la iglesia de San Francisco, cruzo hacia el norte de nuevo, hacia el Parque Forestal, donde la arboleda ocultará los signos de la memoria y la palabra y leeré ese otro Bonsai que somos, mínimos, terribles, despiertos.


jueves, agosto 31, 2006

Sueños


Hace dos noches soñé - como suele suceder en la llamada fase REM (Rapid Eye Movement; sí, los ojos se mueven rápidamente bajo el párpado) - algo muy interesante. Estábamos [sí, tú y yo, aunque un tú distinto al de referencia inmediata, pues ésta es una referencia explícita-directa al tú que eres, y no a otro] en la casa de este amigo mío, conservaba la construcción de aquella época - ahora la casa es más amplia-, el pasillo era estrecho, pequeño, pero así y todo conversamos largamente mientras avanzábamos. Escena que no recuerdo. Luego hablé con el dueño de casa. La cocina y los olores de siempre. Entramos en tu habitación, pues era tu habitación (aunque en esta parte hay una clara referencia a la verdadera persona a quien pertenecía). Reposábamos sobre una cama; dijiste palabras olvidadas en el filtro que hay entre el sueño y el alba, yo hice una breve acotación, al mirar al techo reí, pues seguían ahí las estrellas (realmente hubo estrellas de adheridas), ahora titilantes, abriendo el universo enorme. Risas. Despertar con la radio. Y la rendija. Esta mañana pasé por allí de nuevo y tomé los recuerdos que me pertenecían. Ahora me pregunto si realmente me pertenecían.

¿De dónde vienen los sueños?

[Recordar, inevitablemente, Twin Peaks y el comentario del detective respecto a ello]

Hoy, Cristóbal - compañero - me contó un sueño increíble. Él estaba en su casa, llovía, y en su patio llovía, él observaba, mojado, el fino hilo de gotas, que de pronto eran negras, y caían a sus pies como densas esferas acuosas -negras-, una de ellas se hinchó, tanto así que se transformó en una paloma, y pronto todo el patio estuvo lleno de palomas.

Carlos soñó con la variable v-sub4.

Esta mañana soñé con un gato que anunciaba el término de agosto. Un ojo que se abrió demasiado, ahora se prepara para el fulgor de la primavera.