Tómese mejorana silvestre, orégano puro, tomillo silvestre, verbena, hojas de mirto junto con tres hojas de nogal y tres tallos pequeños de hinojo, todo lo cual será recogido la noche de San Juan en el mes de junio y antes de que salga el sol. Deberán secarse a la sombra, molerlas y pasarlas por un fino tamiz de seda, y cuando se quiera llevar a cabo este agradable juego, se soplará el polvo en el aire allí donde esté la muchacha para que lo respire, o se le hará tomar como si fuera polvo de tabaco; el efecto se manifestará de inmediato. Un famoso autor agrega que el efecto será tanto más infalible si esta traviesa experiencia se lleva a cabo en un lugar donde ardan lámparas alimentadas con grasa de liebre y de macro cabrío joven.
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miércoles, junio 23, 2010
lunes, junio 14, 2010
Lex Natura
No es la escritura sino
la tura
de las bibliotecas
el arrimo de los acertijos y
el polvo
el bendito polvo
transmutación de la sangre
que el mago conjura
es la silueta espejeada de
los caracoles
el silencio espiral
el pico de los cuervos
su semblante adherido a las catedrales
eregidas
con oceánica fuerza
no es la escritura sino
el pulso
zigzagueante
del cíclope lozano
hablemos desde la tierra
ungiéndonos el vientre
para humedecer
el corpus
savia
la tura
de las bibliotecas
el arrimo de los acertijos y
el polvo
el bendito polvo
transmutación de la sangre
que el mago conjura
es la silueta espejeada de
los caracoles
el silencio espiral
el pico de los cuervos
su semblante adherido a las catedrales
eregidas
con oceánica fuerza
no es la escritura sino
el pulso
zigzagueante
del cíclope lozano
hablemos desde la tierra
ungiéndonos el vientre
para humedecer
el corpus
savia
martes, noviembre 24, 2009
Amanecer.
Soñé toda la historia de nuevo, pero me es imposible la articulación semántica. Es siempre la mismo pero los colores cambian. Acá, en cambio, al despertar los colores son siempre los mismos y, sólo después de la obturación, recordamos que nada será igual.
Me gusta atravesar la ciudad desde los cristales, en el asiento trasero y, más tarde, sentado a la mesa, confiar en el café, las palabras brotando de tus labios y sí, sí, asentir, entornar los ojos en el último sorbo; me gusta como me miras interrogando el silencio. Me gusta dar vueltas por esta ciudad. "Desde que nacimos peatones regulares a la vía pública - escribió Lihn - nos concentramos en el Café y ahí nos descentramos del Ahumada que hierve de gente a mediodía", miro (y me reflejo en) la vitrina de la librería chilena, avanzo hasta la iglesia de San Francisco, cruzo hacia el norte de nuevo, hacia el Parque Forestal, donde la arboleda ocultará los signos de la memoria y la palabra y leeré ese otro Bonsai que somos, mínimos, terribles, despiertos.
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