Mostrando las entradas con la etiqueta lector. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta lector. Mostrar todas las entradas

lunes, diciembre 05, 2011

Exégesis

Extracto de ¿Qué es la Teología de la Liberación?, hablando de la lectura del Éxodo, desde América Latina:

El Éxodo leído desde un continente no sólo subdesarrollado sino oprimido, en situación de dependencia y esclavitud, resuena con un acento peculiar y revela que esta profunda experiencia de Dios aconteció en un hecho social y político. Israel vivía en situación de opresión (Ex 1, 10-11; 3, 7; 20, 2), en medio de un trabajo alienante (Ex 5, 6-24), humillante (Ex 1, 13-14), bajo un Faraón que propiciaba una política antinatalista (Ex 1, 15-22). En esta situación, Dios no toma una postura neutral, sino que escucha el clamor del pueblo, se revela a Moisés como el Dios de la vida y se opone al Faraón (Ex 3). Este Dios libera al pueblo con brazo poderoso, en medio de señales y prodigios (Ex 13-15). Dios salva y libera al pueblo de forma total y la fe de Israel (Alianza, Mandamientos, Pascua, Comunidad...) no podrá olvidar este acontecimiento del Dios liberador. Israel no deberá prostituirse a otros dioses de muerte, ni tampoco volver a esclavizar a sus hermanos. Los profetas precisamente vuelven a recordar esta fe liberadora de Israel, en los tiempos en que el pueblo está tentado tanto a caer en la idolatría como en la injusticia.



domingo, mayo 01, 2011

Trabajo

Día del trabajador - 1 de mayo

Como estudiante
Como profesor del preuniversitario
Como escritor inédito
Trabajo

La escritura es también un instrumento. Se escribe con el cuerpo, me repito constantemente. Si la fatiga me vence, entonces no hay escritura, puede haber narración, sin embargo. Las historias que me gusta contar vienen del recuerdo de la infancia, la adolescencia, entonces imagino senderos paralelos, historias anexas a la mía, entrelazándose y generando sus propios mitos. Invento la historia biográfica de las personas-personajes y, entonces, emerge su propia psiquis.

Uno escribe acerca de lo que conoce, o al menos de lo que cree conocer. Rozar el contenido simbólico de otros es algo similar, porque se te adhiere parte de su sensibilidad, te reconoces en el personaje y la historia que viviste se modifica, se carga emotivamente, se dispara el color y echa a andar un reloj a cuerda que traías detenido en el bolsillo.

Recuerdo demasiado bien mis fantasmas de juventud, mis temores, la soberbia. La culpa. La culpa. El juego de mirarse a través de los demás. El trabajo se realiza sobre uno mismo. Lo que vale es la producción de sentido.

viernes, septiembre 24, 2010

Magnetismo

Llegaba de madrugada y escuchaba mis casets en la radio, encerrado en la pieza. Como aún estaba ebrio y olía a alcohol, iba por un vaso de agua, me lavaba los dientes y me dejaba puesto un pantalón viejo y una polera desteñida que usaba para dormir. Escuchaba las canciones que grababa desde la radio, imaginando un programa fantasma, conducido por un personaje azaroso, perdido en la niebla de aquellas horas cercadas por el silencio. No fueron mis primeros experimentos radiales, ni serían los últimos. De niño inventaba historias que no alcanzaba a poner por escrito, pero que en la vieja radio grabadora conseguían configurarse llenas de sentido, mundos fonéticos a los que aquel sonido oscuro, terroso, ajeno, daba textura, personalidad. Y parecía tan cercana la posibilidad de hacer llegar las palabras a otros cuantos, siempre de noche (era la única manera en que se podía concebir) y como un susurro llegando desde muy lejos. Quizás ahora, con más facilidades, se me hace una actividad demasiado transparente y descubierta; las twitcams y podcast no son de una gran visibilidad mediática, pero alcanza para borrar los rincones de complicidad que antes parecían imposibles.

Viernes. Sábado. A veces llegaba más temprano o simplemente no salía, y entonces me quedaba leyendo, apoyado contra la pared como estoy ahora. También tomaba nota de las líneas de tiempo construidas de manera salvaje en los viajes en micro, completadas cuando legaba la noche y no había otra cosa que pensar. Los mundos que fui creando se convirtieron, después, en la arena para los juegos de rol que jugué como director. Tenía un cuaderno de personajes que maduraron conmigo, algunos desaparecieron, otros quedaron adheridos a los cuentos permanentes.

Me gustaban las cosas sencillas como aquella y hay algo en esto que se revela como lo esencial, como la dirección de la brújula que llevo dentro. Para comunicar, hay que volver a la soledad, a la oscuridad eléctrica de nuestro propio soundtrack.

domingo, junio 27, 2010

Lector

¿Quién es el lector que decide dar saltos hasta esta página de silencios? ¿Qué lector es este, que no replica, no grita ni exige? ¿Cuál es su figura, su semblante, su aire? ¿Qué respiras, lector? ¿Qué curiosa manifestación construye tu postura?

¿Son tus manos, la inocencia? - pregunto en nombre de la cordillera, ¿es tu cuerpo la tierra húmeda? ¿miente la primavera? Te advierto que todo acá es movimiento, las palabras pueden echar raíces y habitar la sangre. Los relojes se doblan y un túnel sin salida congela el compás de tu marcha.

***

Luchar con el lector, embestirlo, mantenerlo ocupado en el borde de las cosas. Disipar las salidas y oscurecer el cielo. Sólo desde el combate, enfrentamiento arquetípico, surge la sincronía de una marcha cósmica.

Pero sabes que se trata de una guerra aparente, una invocación a las piedras, letanía de los signos. Sí, es un baile de máscaras enunciando el velo, una niebla capaz de desterrar de su templo al reinado de las certezas. Lectores, sí, pero ávidos de los rincones más oscuros. Sólo tras ellos, la vulgar experiencia encontrará solaz y fortaleza.

jueves, febrero 05, 2009

Grabación número 23

Me lleva del paso inspirador, como diría Estaban. Stephan y Stephen no son más que otras máscaras, personas que, en definitiva, atribuyen el ser de sí mismos a otros ismos, quizá imaginarios, como las relaciones con sus reales condiciones de existencia, ideologías (Althusser). Hablo de ideologías literarias, por supuesto, no podría ser de otra forma. Máscaras que nunca podrían participar de la Idea de Esteban, ni de su decir, ni de lo que pretendería decir si llegase a decirlo.

Todo esto lo digo con una rara convicción de querer colocar personajes en el lugar y momento adecuados para acometer las acciones más ridículas y menos decorosas que... en fin, casi no tiene sentido mencionar esto sin antes comentar que grabo mis voces como si fueran otras voces y pretendo oirlas como si no las oyera, las grabo una y otra vez hasta que reconozco en ellas la continuidad, quizá pretendida de antemano, de una historia y unos personajes que poco a poco van armando su propio mundo, muy parecido al mío, tengo entendido. (Risas). La ficción no surge sino de una fricción, o para decirlo con Vargas Llosa, la ficción de la novela surge de "fricciones y desencuentros entre la historia singular de un individuo y la historia del mundo en que vive". Entonces, me repito el nombre de un personaje, digamos Beatriz, y se convierte para siempre en Beatriz, y no digamos nada de Dante porque es un poco pomposo tratar de querer asir de modo tan inapropiado el imaginario de otro con el mío, es decir, con mi ideología literaria. Beatriz, decíamos, vive atrapada - y supongo que no tengo otra forma para describirlo - entre dos mundos, ambos planos ficcionales: la infancia y la adultez; y un día decide irse lejos, y es importante que lo decida porque sin decisiones no habría historia; usted dirá que sí, que es lógico, si el escritor así lo decide, no puede darse una situación diferente, pero olvida algo de vital importancia: Beatriz aún no se escribe, o para ser más precisos, su historia aún no se escribe, y no existen una independiente de la otra.

Quisiera decir también, y vaya que lo hago, que no reclamo autoridad sobre el texto, ni sobre mi voz particular, haciendo eco de otros nombres que trazan su andar fanstasmagórico en la memoria de los árboles.

lunes, octubre 06, 2008

El silencio

Porque escribir es un oficio silencioso, lento y subterráneo. Quizás por eso el cuento, o quizás no. Busco juego (diálogo) en los espacios en blanco que, acaso, (re)llene el lector.