jueves, septiembre 14, 2006

Delicatessen literaria

En realidad, esto no tiene nada que ver con la película Delicatessen, pero ya que aparece mencionado, y estando a no más de una semana de haberla visto, no me queda otra salida que hablar de ella.

Delicatessen, dirigida por Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet, directores de La cité des enfants perdues, Alien: Resurrection, Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, entre otros. Comedia negra que cuenta las historias de una extraña tropa de residentes del edificio (alejado de la ciudad) de "el carnicero" (Jean-Claude Dreyfus); al parecer, allá afuera no hay muchas oportunidades de sobrevivencia, la gente comercia con legumbres y maiz, y la carne es un bien demasiado preciado, tanto que el canibalismo es un mal menor (y eventualmente, parte del trabajo del carnicero). La historia comienza cuando Louison (Dominique Pinon), un artista circense, llega a trabajar a la residencia como encargado de mantenimiento y, a pesar de su baja estatura y contextura delgada, es contratado. A partir de este momento se desarrolla un cuento rico en imágenes, de sabrosas melodías y delicioso surrealismo.
[más info... allá afuera, en la red; no, no seré yo el encargado de dejar el floho-enlace]

Lo que sí tiene que ver con el tema que pretendo escribir es la delicatessen literaria inventada-creada por dos personas-personajes de una singular historia llamada vida, se trata de un Cadáver exquisito (cadavre exquis), una técnica literaria (un juego) creado - se dice - por los surrealistas, consistente en unir las partes de la creacón independiente de cada uno de los participantes sin plena conciencia de lo que el otro ha creado. La modalidad más frecuente surge con un grupo de - drogados - artistas (sentados en círculo, vaso de vodka en mano (en realidad lo del vodka lo añadí yo para que la escena sea más pro)), uno por uno escriben sobre una hoja de papel, doblando la hoja con la intención de sólo leer la última línea y continuar la frase, de manera que, al final del proceso, se crea una historia original (quizás poco coherente), fruto de un trabajo colectivo y de la expresión íntima del ser artístico (¿se nota que es un sarcasmo? ¿no? pues, la verdá... no lo era). Por supuesto, el juego es extendible a todas las artes, usando el concepto del armado colectivo sin conciencia del orden (aunque yo conjeturo que el orden siempre estuvo establecido y que la intervención del azar es la misma que en cualquier otra situación, por lo tanto la conciencia... (hoy no)).

Dos ejemplos:
1. Exquisite Corpse (de Bauhaus)
2. Hombre granito (by Lex & Melu)



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Hombre granito
(by Lex & Melu)

Había una vez una hombre pequeño sentado en una silla de mimbre. Un granito de arena llamado trigo que soñaba danzar de un lado a otro junto al viento sin salir volando. - Te llamo a tí, a la guerra, al campo de batalla, el amplio campo de la gloria o la derrota-. Una flor llamada abeja que soñaba salir de su pedazo de tierra sin ir agonizando. Se perdió la coherencia en cada palpitar de los abismos y el baile cronotópico de los flamencos en la puerta y un día en el vuelo el granito trigo se posó sobre la flor que danzaba triste junto al viento adosado a una escrupolosa pared de extensiones de todo aquello que era. Luego de escucharla, el granito trigo le dijo 'Mejor morir en el intento', que fue un cantar de gesta, o una espada blandiendo el aire, o quizás pero los granitos trigos no saben de muertes, son eternos.

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